Nuestro Premio Nobel, escribio dos hermosos poemas alusivos a nuestra ciudad, El con periodicidad la visitaba por la amistad que le unia al poeta Pablo de Alón.
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AROMOS RUBIOS EN LOS CAMPOS DE LONCOCHE

(Crepusculario - Pablo Neruda)


La pata gris del Malo pisó estas pardas tierras,
hirió estos dulces surcos, movió estos cuervos montes,
rasguñó las llanuras guardadas por la hilera
rural de las derechas alamedas bifrontes.

El terraplén yacente removió su cansancio,
se abrió como una mano desesperada el cerro,
en cabalgatas ebrias galopaban las nubes
arrancando de Dios, de la tierra y del cielo.

El agua entró en la tierra mientras la tierra huía
abiertas las entrañas y anegada la frente:
hacia los cuatro vientos, en las tardes malditas,
rodaban -ululando como tigres- los trenes.

Yo soy una palabra de este paisaje muerto,
yo soy el corazón de este cielo vacío:
cuando voy por los campos, con el alma en el viento,
mis venas continúan el rumor de los ríos.

¿A dónde vas ahora? -Sobre el cielo la greda
del crepúsculo, para los dedos de la noche.
No alumbrában estrellas... A mis ojos se enredan
aromos rubios en los campos de Loncoche.


Quiero volver al sur

(Canto General - Pablo Neruda(1941))


Enfermo en Verazcruz, recuerdo un día
del Sur, mi tierra, un día de plata
como un rápido pez en el agua del cielo.
Loncoche, Lonquimay, Carahue, desde arriba
esparcidos, rodeados por silencio y raíces,
sentados en sus tronos de cueros y maderas.


El Sur es un caballo echado a pique
coronado levanta el verde hocico caen las gotas,
la sombra de su cola moja el gran archipielago
y en su intestino crece el carbón venerado.
Nunca más, dime, sombra, nunca más, dime, mano,
nunca más, dime pie, puerta, pierna, combate,
trastornarás la selva, el camino, la espiga,
la niebla, el frío, lo que, azul, determinaba
cada uno de tus pasos sin cesar consumidos?
Cielo, déjame un día de estrella a estrella irme
pisando luz y pólvora, destrozando mi sangre
hasta llegar al nido de la lluvia!


Quiero ir
detrás de la madera por el río
Toltén fragante, quiero salir de los aserraderos,
entrar en las cantinas con los pies empapados,
guiarme por la luz del avellano aléctrico,
tenderme junto al excremento de las vacas,
morir y revivir mordiendo trigo.
Océano, tráeme
un día del Sur, un día agarrado a tus olas,
un día de árbol mojado trae un viento
azul polar a mi bandera fría!